martes, 28 de febrero de 2006

La economía y la ética de la propiedad privada

Dos corrientes de pensamiento económico de tendencia liberal se han enfocado en un tipo de problema del huevo y la gallina: la relación causal, no necesariamente temporal, entre propiedad y economía. Ambas, la escuela austríaca y la neoclásica/monetarista, se han encontrado con esta conflictiva partícula elemental de todo orden social que es la propiedad, y en ella han encontrado otro punto de conflicto científico. Mi opinión es que, sin saberlo, probablemente sea este objeto de estudio y la forma en que lo enfocan, el nexo que une todas sus respectivas opiniones divergentes sobre el resto de los elementos del análisis económico.

Mi intuición me lleva a pensar que es una particular concepción de la propiedad lo que vincula entre sí una particular concepción de la economía con una particular concepción de la sociedad (la cual suelen olvidar), y que deriva, a su vez, en particulares formas de concebir los hechos problemáticos de su materia: el valor económico, el intercambio, las motivaciones de la acción, la relación entre la microeconomía y la macroeconomía (y entre la microsociología y la macrosociología de las que deberían ser parte) y la imposibilidad, para ambas escuelas, de lograr una teoría unificadora. 
En pocas palabras, la cuestión propiedad-economía tal vez sea la causa de sus conflictos mutuos, de sus divisiones internas, y quién sabe, hasta de su escisión como teoría económica con la economía histórica (para Schumpeter un error de ambas partes: Menger y Schmoller) y con la sociología en general. Hay que decir de paso en una digresión necesaria, que esta fractura entre economía y sociología posibilitó, ante semejante desierto de cosmovisiones, la prosperidad de la fácil y cuasi religiosa síntesis marxista: suponer "leyes del cambio social" cuyas constantes nunca son descritas ni mucho menos explicadas porque remiten a un inescrutable determinismo tecnológico, que por otra parte deja sin explicar tanto la necesidad histórica del origen de la propiedad como el surgimiento de los fundamentos éticos del derecho –corolario de aquella–; fundamentos que, por otra parte, no pueden reducirse a racionalizaciones epifenoménicas a la misma ya que son sus condiciones de posibilidad.
No es tan nueva la idea de que estudiar el fenómeno de la propiedad no sólo implica entender los fenómenos sociales y económicos (como hizo Marx), sino que sirve para llegar a sus raíces filosóficas y así comprender que ésta es la condición de existencia de aquellos (como no hizo Marx). Al menos en esto, mi posición es en gran medida paralela a la de Hernando de Soto, hábilmente desarrollada en su trabajo El misterio del capital.

La Escuela de Viena tiende a fomentar la idea de que la propiedad precede a la economía, por lo cual tienden a ser principistas, sea mediante deontologías metaéticas iusnaturalistas (Rothbard, Hoppe) que requieren ulteriores justificaciones filosóficas, o mediante la afirmación evolucionista por selección natural de condiciones necesarias de existencia de un orden social complejo y espontáneo (Hayek, Kirzner), concepto cuya madurez intelectual tiene como contracara el abandono sin resolución de cuestiones cruciales relacionadas tanto con el derecho positivo como con el normativo, y desde allí sus basamentos filosóficos.
Por su parte toda la familia cercana a la Escuela de Chicago, y en general todos los neoclásicos, tienden a fomentar la idea contraria: que la economía precede a la propiedad, con lo cual tienden a ser consecuencialistas y oscilar peligrosamente entre el utilitarismo de normas y el utilitarismo de actos (Coase, Demsetz) sin mayores justificaciones filosóficas ni mucho menos éticas.
Sumada a la teoría de juegos y bajo la premisa de la teoría de elección racional, esta última corriente abrió paso a la moderna "economía del derecho", la hoy célebre "Law and Economics".
Es importante mencionar aquí una interesante observación de James Buchanan, que hace en un libro que dedicara a su análisis contractualista de la sociedad: Los límites de la libertad. En el acápite titulado "Derechos y contrato" afirma, con cierta distancia crítica, que los análisis del tipo de Demsetz y North sobre el desarrollo de las estructuras de los derechos de propiedad, si bien son bienvenidos, no pueden explicar el surgimiento de la propiedad en sí misma –ni tampoco lo intentan– partiendo de una economía que debe ser precedida por aquella para posibilitar los arreglos contractuales. En menos palabras: que la generación individual de los datos económicos dependen de la propiedad para existir, y es ésta la que todavía sigue sin ser explicada. (Demsetz termina además, como me señalara un amigo, haciendo una proposición circular: los derechos de propiedad se desarrollan, según este autor, para internalizar externalidades cuando las ganancias de la internalización son mayores que sus costos, pero luego define lo interno y lo externo de acuerdo a los mismos derechos de propiedad, ya que internalizar pasa a significar reubicar algo dentro de la esfera de una propiedad preexistente, y viceversa con el acto de externalizar.)

El choque entre las dos corrientes arriba mencionadas (la austríaca iusnaturalista y la neoclásica consecuencialista) se dispara en el marco de una suerte de "discusión de prioridades" entre, por un lado, (1) aquella legitimación normativa del patrimonio por pautas de adquisición (en lo general relacionadas éticamente con el derecho al producto del trabajo de acuerdo a un criterio de no-inicio de la fuerza que es, a su vez, condición de paz para la protección defensiva del mismo como propiedad) que hace posible, mediante su seguimiento histórico, el conocimiento personal –y el reconocimiento social– del derecho positivo a la propiedad sobre un bien en forma autónoma sin recurrir a una autoridad central, lo cual a su vez funciona como garantía –en un mercado, ésta es base para la estabilidad del sistema, ya que evita la dispersión de la responsabilidad que se derivaría de estar constantemente chequeando y justificando el derecho a un patrimonio– y, por el otro, (2) la evaluación caso por caso de ésta mediante un balance en términos de eficiencia (de acuerdo a su utilidad presente comparada) para así continuarla o interrumpirla, tomando como motivo de esta localizada tasación económica el eventual conflicto con otra propiedad (descubierto por el conflicto legal con otro propietario); tasa que no mide –lo cual sería imposible dentro de un modelo– la eficiencia total resultante de una distribución diferente de los derechos a las mismas en el mercado, esto es, las pérdidas y ganancias para todo el resto del mercado de la consiguiente reasignación de ingresos. (En el manual de Cooter y Ulen se muestra cómo se debe recurrir, para la segunda posición, a una premisa ad hoc de invariancia, además de la presunción de una igual eficiencia de Pareto en casos de variancia, así como otras hipótesis colaterales aunque menores, a saber: la ausencia permanente de efectos de la dotación y la exclusión de la historicidad de la propiedad del carácter de una norma social, transformando así su existencia en casi arbitraria.)

La confrontación toma casi la forma de un intercambio epistolar. Un comentario crítico, taxativo en extremo, de un economista a otros dos –uno de los cuales acepta el debate no sin cierta gratuita pedantería– lleva a que el debate redescubra las premisas que los dividen, y nos permite a nosotros vislumbrar que cada "bando" pareciera tener sus premisas "selectas" mejor fundamentadas que su contraparte, tal vez por la naturaleza misma de sus paradigmas. Más allá de la aproximación algo superficial al problema, la discusión se desenfoca un poco, a mi juicio, primero virando hacia un debate tardío y bastante impreciso sobre la ética, y luego por abocarse demasiado a la cuestión, de cualquier manera medular, de los "ingresos psíquicos".
Desgraciadamente el final de esta historia no es el más feliz: el diálogo comienza mal y se estanca sin llegar jamás a una resolución. Mi aporte en este post será sólamente mostrar su desarrollo hasta el presente, el cual seguirá siendo actualizado por mi parte si acaso continúa:


Ronald Coase:
"The problem of social cost" en Journal of Law and Economics II

Harold Demsetz:
"Toward a Theory of Property Rights" en The American Economic Review, Vol. 57, No. 2

Walter Block:
"Coase and Demsetz on Private Property Rights" en Journal of Libertarian Studies, Vol. 1, No. 2

Harold Demsetz:

Walter Block:

Harold Demsetz:
"Block's Erroneous Interpretations" en Review of Austrian Economics, Vol. 10, No. 2

Walter Block:
"Private-Property Rights, Erroneous Interpretations, Morality, and Economics: Reply to Demsetz" en The Quarterly Journal of Austrian Economics, Vol. 3, No. 1

Michael Brooks:
"Toward a Clarification of the Block-Demsetz Debate on Psychic Income and Externalities" en The Quarterly Journal of Austrian Economics, Vol. 10, No. 3

Walter Block:
"Rejoinder to Brooks on Coase and Demsetz" en The Quarterly Journal of Austrian Economics, Vol. 13, No. 4




Un debate similar, aunque mucho más breve, surgió entre estas dos escuelas respecto al problema del cálculo económico bajo el socialismo y la diferencia que debería tener, respecto de la austríaca, la objeción neoclásica al socialismo. Al igual que en el caso anterior, el disparador fue un artículo:

"Is Socialism Really 'Impossible'?", by Bryan Caplan
"Must Economies Be Rational?", by David Gordon
"Socialism: Still Impossible After All These Years", by Peter J. Boettke and Peter T. Leeson



Al mismo tiempo esto se encontraba conectado con las diferencias de método y principios de ambas corrientes, lo cual llegaría a generar dos debates más, paralelos y muy similares entre sí:

1)
"The Austrian Search for Realistic Foundations", by Bryan Caplan
"Economic Science and Neoclassicism", by Jörg Guido Hülsmann
"Austrian Theorizing: Recalling the Foundations", and the errata, by Walter Block
"Kaldor-Hicks Efficiency and the Problem of Central Planning", by Edward Stringham
"Probability, Common Sense, and Realism: A Reply to Hülsmann and Block", by Bryan Caplan
"Realism: Austrian vs. Neoclassical Economics, Reply to Caplan", by Walter Block
"Probability and the Synthetic A Priori: A Reply to Block", by Bryan Caplan
"Rejoinder to Caplan on Bayesian Economics", by Walter Block

2)

"Why I Am Not an Austrian Economist", by Bryan Caplan
"Logical Economics vs. Mathematical Economics", by Gene Callahan
"Choice and Preference", by Gene Callahan



La naturaleza de la propiedad privada es sólo uno de los aspectos de esta que no suelen analizarse; otros aspectos de la propiedad –económicos, políticos– también suelen pasarse por alto, y no son menos importantes. Un práctico libro que los recuerda, desde la perspectiva austríaca, es The Economics and Ethics of Private Property de Hans-Hermann Hoppe.
(No confundir con el breve ensayo del mismo autor: "The Ethics and Economics of Private Property" –que también se encuentra traducido al español–)